26, abril de 24
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I. Ávila y los vettones hace 2500 años
II. Castros vettones más importantes de la provincia de Ávila
III. Toros y verracos emblemáticos
− Ávila capital
− Las Cogotas (Cardeñosa)
− Martiherrero
− La Mesa de Miranda (Chamartín)
− Tornadizos de Ávila
− Toros de Guisando (El Tiemblo)
− Ulaca (Solosancho)
− Villanueva del Campillo
IV. Catálogo de esculturas de la provincia de Ávila
V. Lecturas recomendadas
VI. Exposición Vettonia. Cultura y Naturaleza
VII. Exposición Temporal. El descubrimiento de los Vettones
VIII. Rutas Arqueológicas de los Vettones
IX. Fondos de Escritorio, Vettonia - Cultura y Naturaleza
III. Toros y verracos emblemáticos
Tornadizos de Ávila
Descripción | Fotografías | Fotografías de los Verracos
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Las esculturas se emplazan en el centro geográfico de una hoya, según se accede desde Ávila, muy bien delimitada por pequeños tesos y suaves ondulaciones, a unos1250 m de altitud. Las piezas se hallaron en pleno campo, lejos de poblados y en fértiles prados regados por manantiales. Su ubicación ofrece un estricto control visual del territorio circundante, abierto al noroeste, por donde se comunica fácilmente con la vega del río Adaja y la capital abulense. La importancia del lugar elegido también es manifiesta a la vista de los ricos pastizales situados a media altura, únicos aprovechables en gran parte del año. La zona restringida de mejores pastos coincide perfectamente con el área de aparición de las esculturas. Su explotación permite atender la demanda de una considerable cabaña bovina frente a las tierras de la periferia, mucho más pobres. Desde el acceso natural a la zona el paisaje queda visualmente cerrado por las lineas de berrocales y cumbres de las elevaciones próximas. En el centro de ese "paisaje cerrado" se ubican las esculturas. Así, los verracos tienen el mejor emplazamiento para ser vistos -contando con una total visibilidad zonal- en el paisaje. Las esculturas, como marcadores de ese espacio topográfico, configuran así un espacio topográfico humano. La visibilidad no sólo es excepcional para quien accediera a la zona desde la llanura del Adaja, sino también para quienes se movieran con los ganados por las cuerdas de las alturas que cierran la hondonada de Alameda Alta.
La propuesta de los verracos de Tornadizos como delimitadores de propiedad, se corresponde bastante bien con el patrón de poblamiento jerarquizado que ofrece el extremo oriental del valle Amblés. En este sentido, creemos muy importante referirnos a su probable relación con los orígenes de la ciudad de Ávila, perfectamente visible desde la hoya. Estaríamos ante un ejemplo característico de progresiva concentración de la población y sus ganados en torno a un "lugar central" a finales de la Edad del Hierro (siglo I a.C.), inmediato a la vega agrícola del Adaja y a media distancia de las dehesas más ricas de la comarca.
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