II. Castros vettones más importantes de la provincia de ÁvilaCastro de La Mesa de Miranda (Chamartín)Descripción | Fotografías
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| Accesos e Itinerario de Visita | Guia | ... anterior | En el interior del poblado las excavaciones se limitaron a tres viviendas y a la recogida de materiales de superficie que revelaron una densa ocupación, con abundantes restos de cerámica común e importada -cerámica fina de Campania-, piedras de molino, hueso, bronce e hierro. | El yacimiento conserva una espectacular arquitectura defensiva. Está protegido por una muralla de piedra de más de 2.800 m de perímetro, dividida en tres recintos yuxtapuestos con torres y bastiones que encierran una superficie aproximada de 30 ha. La muralla ofrece de dos a tres paramentos en su construcción y un espesor medio de cuatro a seis metros. Los dos primeros recintos encerraban 19 ha, se levantaron en el transcurso de los siglos IV-III a.C. y son contemporáneos del cementerio. Iban precedidos por un foso y campos de piedras hincadas delante de las puertas, flanqueadas a su vez por bastiones, para dificultar el ataque en tromba de gente a pie. El más interior y protegido constituye una verdadera acrópolis, con viviendas de piedra de planta rectangular y un camino de ronda alrededor de la muralla. El recorrido hasta el extremo norte del castro permite apreciar su estratégica situación, protegido por dos profundos valles y controlando el paso a la sierra desde las llanuras del Duero. Se ha especulado con la posibilidad de que amplios espacios de los otros recintos se destinaran a pastos y guardar ganado. Del interior y de los alrededores proceden varias esculturas de piedra que representan toros y cerdos. Un bello ejemplar se conserva en Chamartín, a la entrada del pueblo. | El tercer recinto es el más moderno y espectacular. Se trazó por encima de la necrópolis todavía en uso, levantando una singular puerta con un cuerpo de guardia flanqueado por torres de planta cuadrada y aparejo ciclópeo. Es una puerta en esviaje, es decir, los dos lienzos adoptan en la entrada una posición paralela dejando un espacio libre entre ambos para pasar. De manera que, ante un inminente ataque, el enemigo debía pasar por el estrecho pasillo que formaba la puerta, aumentando así su vulnerabilidad. El trazado rectilíneo de los paramentos, la tendencia a la planta quebrada o angulosa y los referidos torreones, bien dispuestos para la defensa de la entrada principal, son rasgos característicos de la arquitectura militar durante la conquista romana de Hispania, y contrastan con el sistema constructivo de los dos primeros recintos, con lienzos continuos y aparejo de piedras más pequeñas como también se aprecia en el vecino castro de Las Cogotas. | siguiente ... | | |