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I. Ávila y los vettones hace 2500 añosLos cementerios... anterior | En el extremo occidental del territorio vettón, en las provincias de Zamora y Salamanca, la información sobre los sitios funerarios es prácticamente nula. Esta situación plantea una disyuntiva entre los arqueólogos, o bien existieron rituales funerarios que no dejaron huella arqueológica alguna -exposición de los cadáveres a los agentes naturales y animales carroñeros, arrojamiento de los cuerpos o cenizas a los ríos- o bien tales enterramientos no se han detectado en el marco de la investigación, y eso a pesar de la relativa densidad de prospecciones realizadas hasta la fecha. Aunque el rito de incineración fue el más extendido entre los pueblos prerromanos de la Meseta, las fuentes literarias, las decoraciones pintadas de algunas cerámicas que representan buitres y guerreros muertos, y la ausencia de evidencias en determinadas áreas del interior, sugieren que no fue el único utilizado. | Las primeras tumbas vettonas se han fechado hacia el siglo V a.C., y no hay duda que el arma más importante en esa etapa fue la espada de hierro con sus distintas variantes, sobre todo las denominadas de antenas atrofiadas. Hacia el año 300 a.C. empiezan a aparecer distintos modelos de escudos y puñales, como los denominados de frontón y dobleglobular por la forma de sus pomos, que continuarán vigentes en las guerras con Roma. En todo caso, no hay que perder de vista la preponderancia que tenían las lanzas y jabalinas en el armamento individual. El poeta Lucano, que relata hechos del año 49 a.C., da noticia de algunas de las tropas auxiliares que acompañaban a los generales pompeyanos reunidos en Ilerda, entre ellas las vettonas a las que da el apelativo de leves debido al armamento ligero empleado para el combate; es decir, provistas de un pequeño escudo redondo o caetra y la espada corta o puñal. Estos mismos se acompañarían de cascos, grebas, petos y corazas de material perecedero, siendo más excepcionales los cascos de bronce o las cotas de malla. | Hay que tener en cuenta que la inmensa mayoría de las tumbas contenían muy pocos objetos o ninguno, y que sólo unas pocas contenían muchos. Las pautas de distribución de la riqueza no debieron ser muy diferentes, y estudios recientes de las pocas tumbas que tenían ajuar demuestran que existieron marcadas diferencias sociales entre los miembros de cada comunidad. La sociedad vettona enterrada en los cementerios abulenses formaba una estructura muy diferenciada y muy desigual, con una élite militar en la cúspide propietaria de caballos y armas de lujo -a veces decoradas con nielados y damasquinados de plata- que marcaba su posición frente a un grupo de guerreros más amplio pero con una panoplia más modesta. Por debajo estarían el grupo de artesanos y comerciantes. Y por último, la inmensa mayoría, los enterramientos sin ajuar, que corresponderían a los campesinos e individuos más humildes, e incluso siervos y esclavos. No hay que olvidar que con motivo de la expedición cartaginesa a Salamanca en el año 220 a.C., Plutarco y Polieno hablan de la existencia de esclavos en la ciudad. | siguiente ... | | |
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