29, marzo de 24
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I. Ávila y los vettones hace 2500 años
− Los castros
− Los cementerios
− Señores de pastos y ganados
− Los verracos
− Las ciudades vettonas y Roma
II. Castros vettones más importantes de la provincia de Ávila
III. Toros y verracos emblemáticos
IV. Catálogo de esculturas de la provincia de Ávila
V. Lecturas recomendadas
VI. Exposición Vettonia. Cultura y Naturaleza
VII. Exposición Temporal. El descubrimiento de los Vettones
VIII. Rutas Arqueológicas de los Vettones
IX. Fondos de Escritorio, Vettonia - Cultura y Naturaleza
I. Ávila y los vettones hace 2500 años
Introducción
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Otro cambio perceptible fue la actitud hacia los muertos, que eran incinerados y cuyas cenizas se recogían y guardaban en urnas de cerámica. Estos enterramientos se depositaban luego en campos o cementerios extensos bien diferenciados. Aunque la cronología de las tumbas es todavía un tanto imprecisa, gracias al estudio de las armas y los objetos metálicos que aparecen en los ajuares sabemos que algunos de estos sitios fueron utilizados durante varias generaciones, hasta superar en algunos casos los doscientos o trescientos años.
Los primeros enterramientos contienen artefactos que ponen de manifiesto la existencia de nuevas técnicas metalúrgicas y preludian la aparición de la metalurgia especializada del hierro. La extracción de minerales de hierro empezó en las primeras etapas a alcanzar cierto desarrollo y fue incrementando su importancia a medida que transcurría el tiempo. Aunque apenas disponemos de datos sobre los procesos extractivos y los patrones de uso y deposición, lo cierto es que los minerales de hierro menudean por muchas comarcas del interior. El hierro garantiza un suministro fácil, una mejor distribución y productos más duros y afilados que el bronce. En el siglo V a.C. el hierro ya se había convertido en el material estándar para la fabricación de útiles y armas, aunque los objetos artísticos de mayor calidad se hicieran todavía en bronce.
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Es difícil saber, hoy por hoy, si la costumbre de incinerar a los muertos se difundió de la mano de poblaciones desplazadas migratorias llegadas de las tierras altas de Soria y Guadalajara, en la Meseta oriental, área nuclear de los pueblos celtibéricos, o si sencillamente fue resultado de un proceso de aculturación, pero, en cualquier caso, es indudable que la influencia de aquellas gentes desempeñó un papel considerable sobre el resto.
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