28, marzo de 24
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I. Ávila y los vettones hace 2500 años
II. Castros vettones más importantes de la provincia de Ávila
III. Toros y verracos emblemáticos
− Ávila capital
− Las Cogotas (Cardeñosa)
− Martiherrero
− La Mesa de Miranda (Chamartín)
− Tornadizos de Ávila
− Toros de Guisando (El Tiemblo)
− Ulaca (Solosancho)
− Villanueva del Campillo
IV. Catálogo de esculturas de la provincia de Ávila
V. Lecturas recomendadas
VI. Exposición Vettonia. Cultura y Naturaleza
VII. Exposición Temporal. El descubrimiento de los Vettones
VIII. Rutas Arqueológicas de los Vettones
IX. Fondos de Escritorio, Vettonia - Cultura y Naturaleza
III. Toros y verracos emblemáticos
Villanueva del Campillo
Descripción | Fotografías | Fotografías de los Verracos
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En el paraje conocido como "Tejera Vieja" (finca La Corneja) se conocen dos esculturas que hasta hace poco permanecían medio enterradas en la divisoria de dos propiedades y en un prado que se llama, significativamente, "Campo del Toro". Para llegar a las esculturas desde Ávila se toma la carretera en dirección a Plasencia y después la comarcal en dirección a Villanueva del Campillo. Desde el mismo pueblo hay un camino que lleva hasta la finca donde fueron halladas las esculturas. Recientemente se han levantado del suelo y en torno a ellas se ha construído un pequeño cercado de piedra. Está previsto trasladar el conjunto, una vez restaurado, a la plaza del pueblo.
Una de las figuras es de tamaño medio (67 x 62 cm), pero la otra ostenta unas dimensiones excepcionales (250 cm de largo y 243 cm de alto) y es, con mucho, la escultura más grande conocida del área vettona y tal vez una de las mayores de la estatuaria prerromana de Europa occidental. Una pequeña excavación del Museo de Ávila no encontró contexto arqueológico alguno asociado a las esculturas. El conjunto escultórico se sitúa en el extremo septentrional de una gran hoya muy rica en pastos y con abundantes manantiales, a unos 3500 m a la izquierda de la entrada al valle Amblés por el puerto de Villatoro. Su cronología puede establecerse en los siglos IV-III a.C. y su función parece estar relacionada con la protección de ganado y como marcadores territoriales de zonas de pasto.
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Las esculturas ocupan el lugar más visible de la hoya según se accede desde el puerto, a una altitud en torno a los 1400 m. Ofrecen unas excelentes condiciones de visibilidad desde el Sur y el Este, es decir desde donde se accede más fácilmente a la hoya, con muy pocas "zonas muertas" de visibilidad. Al mismo tiempo, delimitan casi exactamente las zonas no visibles. En otras palabras, resulta difícil imaginar una posición de visibilidad más central y clara. Las esculturas, especialmente la más grande, están claramente alineadas en dirección Este-Oeste con la cabeza mirando hacia el Oeste, por tanto están orientadas de manera que ofrezcan el máximo volumen y la mayor visibilidad al acceder desde el Sur, vía natural de entrada a la hoya desde el puerto. Se encuentran justo debajo de la máxima elevación del horizonte ("Cabeza de Toro"), según se accede a la hoya. De algún modo, esa altura podría haber actuado como referente en el paisaje para resaltar la visualización del conjunto escultórico. Es más, en ejes visuales cada 30º se ha comprobado que la visibilidad del gran toro de piedra, que se reprodujo con una ligera estructura de madera recubierta de tela gris como el granito de la zona, era real a distancias que oscilaban entre los 1800 y 2000 m. Distancias en las que se puede ver a un grupo pequeño de vacas en movimiento. La hoya que dominan las esculturas reúne los pastos más ricos de la zona y los únicos disponibles en los períodos más críticos del año, según han confirmado varios vecinos del pueblo con ganado en estas dehesas. Algunos pastaderos del término municipal, entre los que se incluye el área analizada, soportaban a comienzos del siglo XX una cabaña en torno al medio millar de cabezas de vacuno.
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