El poblado fortificado de Ulaca (Solosancho, Ávila), uno de los más grandes de la Iberia Céltica y aún de la Céltica europea, fue ocupado a finales de la Edad del Hierro (s. 111- l a.C.) por una comunidad del pueblo vettón y se convirtió en el centro más grande e importante del Valle Amblés donde existieron otros grandes asentamientos fortificados, casi ciudades o mejor oppida en la terminología latina.
Se emplaza sobre un cerro amesetado de la Sierra de la Paramera a cerca de 1500 m de altitud que queda aislado y cortado entre peñascales de granito. Hacía el Sur se abre un profundo barranco con la impresionante mole de la Sierra de Gredos al fondo.
La comunidad que habitó Ulaca pudo rondar los 1500 habitantes, levanto un gran poblado organizado en diversos sectores que fue la "capital" del Amblés a finales de la Edad del Hierro y desapareció tras un abandono con el proceso de conquista romana y la paralela emergencia de Óbila -la actual Ávila -como gran centro de población de la región.